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2 de julio de 2025
BATON ROUGE, Luisiana.El secretario del Departamento de Asuntos de Veteranos de Luisiana, el coronel retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Charlton J. Meginley, se unió hoy a la directora del Cementerio de Veteranos del Sudoeste de Luisiana, Susan Daggett, y al personal para el entierro del soldado de primera clase Harry LeBert, quien murió en combate durante la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente, la familia del soldado LeBert fue notificada de que estaba desaparecido en acción, pero gracias a los esfuerzos de la Agencia de Contabilidad de Prisioneros de Guerra/Desaparecidos en Acción del Departamento de Defensa, sus restos fueron identificados y repatriados a Luisiana.
“Hoy dimos sepultura a uno de los héroes de nuestra nación, quien a los 24 años dejó a su familia para defender las libertades que hoy tanto apreciamos”, dijo el Secretario Meginley. “Me llena de orgullo saber que en nuestro Cementerio de Veteranos del Sudoeste de Luisiana, el soldado de primera clase LeBert recibirá cuidados perpetuos, lo cual es una pequeña muestra del aprecio y el honor que se le merece”.”
El soldado de primera clase LeBert sirvió con valor en algunas de las batallas más cruentas de la Campaña del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Su trayectoria como marine estadounidense comenzó en el brutal asalto a Tarawa, parte de las Islas Gilbert, donde las fuerzas estadounidenses lanzaron uno de los primeros grandes asaltos anfibios contra posiciones japonesas atrincheradas.
Durante el desembarco en Tarawa, un trágico error de cálculo con la marea obligó al soldado de primera clase LeBert y a sus compañeros marines a desembarcar de su lancha Higgins a casi 800 metros de la costa. Cargados con equipo y bajo un intenso fuego enemigo, tuvieron que vadear agua que les llegaba al pecho. La playa, descrita por algunos como un terreno árido y resbaladizo, ofrecía poca protección. Antes de que LeBert pudiera llegar a la orilla, fue herido por metralla y evacuado para recibir tratamiento. Le perdonaron la vida, pero la batalla continuó sin él.
Tras recuperarse de sus heridas, el soldado de primera clase LeBert regresó al frente, incorporándose a su unidad para la batalla de Saipán, en las Islas Marianas. El segundo día de aquel feroz y crucial combate, LeBert resultó mortalmente herido por un ataque de mortero. Fue enterrado temporalmente en una fosa común junto a sus compañeros caídos hasta que se pudieron recuperar sus restos.
En la década de 1950, los restos del soldado de primera clase LeBert fueron identificados únicamente como “X-21” y trasladados a Filipinas para su custodia. Durante décadas, su identidad permaneció desconocida hasta que los recientes avances en la ciencia forense y el decidido esfuerzo de historiadores militares y familiares sacaron a la luz su historia.
En 2022, sus restos fueron trasladados a Hawái, donde expertos de la DPAA lograron extraer ADN y compararlo con el de sus familiares supervivientes. Sorprendentemente, 95% de sus restos óseos se encontraban intactos —un estado casi milagroso después de casi 80 años— y su historial dental confirmó su identidad.
El soldado de primera clase LeBert descansa ahora en casa, en su última morada de honor en el Cementerio de Veteranos del Sudoeste de Luisiana. Lo recordamos no solo como un infante de marina, sino también como hijo, esposo, padre, abuelo y bisabuelo, y, sin duda, como un héroe que dio su vida en la lucha por la libertad.
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